15/5/10

HABLANDO DE BUEYES PERDIDOS (15-5-2010)

En la inmensidad de las Pampas se encuentran dos gauchos que mientras toman mate hablan de bueyes perdidos. Uno cuenta un cuento de otro paisano que perdió un caballo y para sobrevivir en tan espantosa soledad pinchó con el facón a una vaca y se bebió la sangre hasta que llegó a la estancia. Asuntos de las inmensidades australes. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero está pinchando a la vaca porque  se ha quedado sin caballo. Hace más de dos años negó la crisis porque ignoraba su existencia,  hoy tras haberle puesto Ángela  Merkel,  una división acorazada financiera detrás de su culo, han  tenido que llamarle desde Pekín y Washington para despertarle. Nuestro presidente es como aquel general que no se rendía ante la evidencia y ha habido que empujarlo para que comprenda los graves problemas del déficit en ésta grave situación económica que nos encontramos. No es un político malo,  es un ígnaro, y eso no lo cura ni Jordi Sevilla en tres tardes. El líder de éste nuevo socialismo resulta que hace las cosas demasiado tarde y mal. Y, además, cuando debe recortar gastos deja tranquila a Bibí, a Corredor, a  Trini,  hasta   la Garmendia y le pone un esparadrapo a funcionarios y pensionistas. ¡”Arriba parias de la tierra!”. Quiero volver a ver a Leire Pajín  levantando el puño y cantando La Internacional. El cuento de los gauchos de la Pampa es que teniendo los pies fríos,  uno de ellos se cortó la manta por la cabeza para colocársela en las piernas y terminó muriéndose de frío. Zapatero, éste gran hombre que nunca vieron los siglos, grandísimo talento y estadista para la Historia, no se sabe si pincha a la vaca o se recorta el poncho. No nos queda otra cosa que hablar de bueyes perdidos mientras se desparrama sobre nuestras cabezas la Cruz del Sur en la inmensidad de la  Pampa.

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