El derrumbe griego era
previsible, pero suponiendo que representa sólo el 2% de la economía europea, no es tan importante como el profundo
euroesceptisismo del Reino Unido. Grecia
saldrá pero las reticencias de Gran Bretaña con la Unión Europea tardarán más
en resolverse. Lo más probable es que David Cameron y los conservadores accedan
al poder; incluso periódicos como The Times an The Daily Telegraph afirman en
sus encuestas su victoria. Cameron es tan antieuropeo que pretende sacar a su
país hasta de los sistemas sociales de la UE y recuperar para sí buena parte de
la legislación europea.
George Brown, líder de los
presumiblemente perdedores laboristas es un hipócrita heredero de Tony Blair,
que hace un europeísmo de bragas de seda pero que no renuncia al cheque
británico. El postulante más sinceramente interesado de integrarse en Europa es
el jefe de los demócratas-liberales Nick Clegg. Será porque se casó con una
vallisoletana de Olmedo y ha trabajado en instituciones comunitarias.
La sociedad británica no
quiere saber nada con el euro y lo ocurrido en Grecia lo trae al pairo. Se hace
más cierto el dicho que cuando los campesinos vieron en los acantilados de
Dover que la niebla cerraba el Paso de Calais exclamaron:”El Continente se ha
quedado aislado”.
Lo lógico es que gobierne
David Cameron porque la sociedad inglesa está harta de unos agujeros parecidos a los españoles.
¡Y ni siquiera Zapatero se ha sabido llevar bien con su homólogo y
correligionario George Brown !. Cameron viene con el hacha enhiesta hacia
Bruselas.
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