Supongo que al general de
dos estrellas Charles Elwood “Chuck” Yeager le acaban de homenajear en Sort
(Lérida) haciéndole piloto honorario de nuestra fuerza aérea por ser el primero
en romper la barrera del sonido o por haber sido el instructor de vuelo del
Rey, o ambas cosas. Entró en la USAF como mecánico hasta que le permitieron
volar. Durante la Segunda Guerra Mundial fue un As, derribando cinco aviones
alemanes en un día. Abatido en Francia se evadió a España, acabando el
conflicto con 22 victorias certificadas. Combatió en Vietnam como piloto de
bombardero. Tom Wolfe, el escritor vestido de blanco que traspasó los límites
entre periodismo y literatura, le hizo popular en “Lo que hay que tener”. EE.UU
quería forzar el máximo de velocidad aérea con un cohete tripulado X-1 adosado
a la panza de otro avión. “Chuck” era el elegido y la noche anterior cabalgó
junto a su esposa, Glennis, hasta un tugurio de la base Andrews donde bebieron de
más. De regreso se retaron a una cabalgada para dirimir quién le haría el amor
a quien y Elwood cayó del caballo rompiéndose varias costillas. No dijo nada a
nadie y cortó un palo de escoba para cerrar su escotilla haciendo palanca con
un solo brazo. Glennis le gritó desde la pista: “Rómpele el culo al cielo!” El
estampido hizo creer que había estallado. La NASA no existía y el no participó
de la carrera espacial, pero puso la primera piedra.
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