11/6/11

LA NOVIA NEGRA (11-6-2011)

Aseguran los psiquiatras que las asesinas son proclives al uso de venenos, pero nuestra novia  negra de Viena demuestra que tampoco le hacen ascos a la chacinería. Como antaño la cocina, el arte cisoria es cosa de mujeres. Ya se sabe que matar es muy fácil pero deshacerse del cadáver es trabajo de romanos y deshuesar a la víctima exige musculatura y algún conocimiento anatómico.  (“  Tomates verde fritos  “). Hay que haber leído a  Sir Thomas de Quincey en su  “ Del asesinato  considerado  como una de las Bellas Artes “ y en “ Confesiones de un comedor de opio inglés “. Quincey fundó ( todo literatura ) una sociedad para el fomento del vicio y desprecio de la virtud, pero no llegó a describir esa escalera con peldaños triangulares al sótano de la gentil heladera  de Viena, Goidsari Estíbaliz, donde enfrió en cuartos a los generosos novios que la financiaban. Hay que  vestir un impermeable de plástico  ( “ American   Psyco”)  porque un cuerpo contiene más humores que las cloacas vienesas ( “ El tercer hombre “ ) y una dama habrá de usar una buena sierra porque  el hacha es basta y obliga a mucha fuerza. Aún así nuestra heroína olvidó en su trastero la cabeza de uno de sus benefactores amorosos. Con las prisas y los nervios la española soslayó lo expeditivo: el baño prolongado en agua regia  ( la loza resiste ) con lo que quedaría el esqueleto que, doblado como un recortable, cabe en un bolsón. Austria está espantada y tiene más miedo a ésta novia que a nuestros pepinos. Poe no llegó a imaginar  tanto porque nunca nos acordamos  de la  “ Mantis  religiosa  “ que come la cabeza del macho mientras copula. El empobrecido cine austríaco ya tiene película.  

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