Para Groucho Marx la política es el arte de buscar
problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los
remedios equivocados. Nada puede definir mejor a nuestro Presidente en fuga que
la reflexión del genial marxiano ( no
don Carlos ), igual que la acepción naval de “ zapatero “ como capitán torpe en
la maniobra del barco. En política todas las derrotas son provisionales y no es
prudente colocar a Mariano Rajoy donde no está, aunque su futuro inmediato lo
tiene predecible. El día que Gobierne España no tendrá otra cosa que hacer lo
contrario de su predecesor, que así será su constante inspiración, y resistir
una oposición de gatuperio y martingala,
carnicera y denigratoria, en la que la verdad y los hechos no son ingredientes
de la vida pública. Y es que el partido socialista reclama para sí la única legitimidad para gobernar el
país, siendo la derecha una conjunción de jeques usurpadores, antidemócratas,
neofascistas y hasta enemigos de los derechos del hombre. Y de ese menjunje
mental no se va a curar en cuatro años o en un congreso.
Algunos cinéfilos veneramos a John Ford a
quién la izquierda tilda de fascista y oculta su condición homosexual, y de su
obra nos enternece “ El hombre tranquilo “, con otro nazi como John Wayne. El
escritor Graciano Palomo titula su biografía
“ El hombre impasible “. Caben ambos en quién será, cuando le toque, el
hombre más preparado de los cinco Presidentes de la democracia con experiencia
en todos los escalones del Estado. Tras opositar a Registrador de la Propiedad
tiene derecho a leer “Marca “ y ser
aficionado al ciclismo, pero cuenta con la piedra en el zapato de los
propios que desearían empuñara una
espada flamígera, lo que no va con su carácter. Le quieren disminuir
retratándolo como opositor temprano y marido tardío que fue en viaje de novios
con su suegra, sin entender que lo alaban. En su hora imprevista y más amarga
desapareció en México y reorganizó el PP con determinación y obviando
personalismos y amistades. Su Monje
Negro, Pedro Arriola, esposo de Celia Villalobos, no se ha equivocado, y éste
hombre, a fuer de parecer que no se mueve, está acabando el primero en la
maratón. Como la belleza, el éxito no se discute.
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