27/11/11

CALMA TOTAL (27-11-2011)

Probablemente seré un pesimista histórico, que es la condición de un periodista viejo como loro, pero el caso es que contemplo esta enésima transición como si transitara el circulo de fuego del Pacifico y pudiera agarrarme a una silla en el restaurante antes que me la moviera uno de los continuos y silentes terremotos inofensivos, excepto para aquellos que les toca caerse. Las elecciones han sido más tranquilas que las del Real Automóvil Club y a una semana de unos comicios tumbadores, espectaculares, dramáticos, históricos, todo son zalemas y guante de seda. El partido socialista parece que ha perdido un par de pedanías y Mariano Rajoy nada dice porque aun no ha sido investido aunque le roen los zancajos con ruegos y preguntas: los empresarios, los Gobiernos y las ciudadelas financieras con las empresas de riesgo. El paisaje es de el Bosco: ya se toman a ludibrio la deuda soberana alemana, y Ángela Merkel y el europresidente Durao Barroso chocan por el eurobono que rechazan los países ricos como paracaídas de los “PIGS”, los cerdos, los periféricos latinos sureños que solo hemos inventado la picaresca y la ingeniería contable.

En la primera de las muchas reuniones que ha de mantener el Presidente en funciones y el electo Mariano Rajoy han representado en La Moncloa la escena del sofá. Resultan ruidosos los esfuerzos por transmitir a los ciudadanos una sensación de aburrida normalidad cuando lo que se está traspasando es un Estado en quiebra técnica sin dinero para pagar los gastos corrientes, obligado a ajustes crudelísimos que ya  ha iniciado como siempre la derecha catalana y la izquierda vasca, y dado a redefinir el estado del bienestar o incluso a cancelarlo parcialmente. Es sensato que los capitanes no transmitan inquietud a los pasajeros, pero también es comprensible que el Presidente catalán  de la patronal  declare que: en este  “Titanic ”  nos vamos a ahogar todos desde los  de primera clase  hasta los de cuarta. Los indignados parecen haber sido sedados y los sindicatos están mudos y desaparecidos. Esta tiene que ser la calma chicha que siempre precede a la tempestad.

El análisis más honrado de esta larga opera electoral en la que hemos cambiado de Ayuntamientos, Autonomías y Cámaras, es el que reconoce que una mayoría absoluta de los españoles han decidido vivir de otra manera, incluso vivir peligrosamente a la manera nietchszianista. Mariano Rajoy ya ha dicho, antes de las votaciones, que el Partido Popular resistirá a  todas las protestas, que se esperan pero que cumplirá con todas las obligaciones. Las huelgas y manifestaciones que vendrán tras tanta pachorra prenavideña serán insólitas porque quienes las protagonizan, los más convencidos  que hay, se debe  cambiar todo para que las cosas sigan lampedusianamente como ayer.  Ahora estamos en una sala de embarque abandonada: en lista de espera, en tránsito, hacia no se sabe dónde.  Espera interminable en el manchego aeropuerto fantasma de Campo Real aguardando un avión que nunca llega.

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