Tres presidentes -de Perú, Bolivia y Guatemala-
han llegado ya a Buenos Aires para asistir a los actos solemnes de toma de
posesión del nuevo presidente, Raúl Alfonsín, que tendrá lugar el sábado. Los
retrasos en los vuelos regulares procedentes de Madrid han dado un respiro de
24 horas a los dirigentes del peronismo, que siguen sin tener muy claro qué
hacer ante la señora -la mujer de Perón y presidenta del movimiento- que
regresa hoy.
La máxima
autoridad del justicialismo -por debajo de Isabel- y de los sindicatos, Lorenzo
Miguel, ha declarado que concurrirán al aeropuerto de Ezeiza para recibir a la señora, "pero
no sé en qué rincón estaré". Isabel leerá un mensaje a su llegada en uno
de los salones de Ezeiza, al que sólo tendrán acceso representantes del actual
Gobierno, del radicalismo, de la comisión de enlace de 17 incondicionales sin
relieve nombrados por la presidenta, y periodistas acreditados. La Fuerza Aérea
controlará estrictamente la carretera al aeropuerto y sólo dará paso a los
invitados o a quienes deban abordar un vuelo. No habrá manifestaciones ni
parece que Isabelita las desee, ni hay ánimo peronista para demasiados
entusiasmos.La reflexión del peronismo está detenida por la resistencia de sus
actuales dirigentes a abandonar sus cargos. Será una reflexión larga y dolorosa
que procurará la conversión del movimiento en un partido moderno o abocará en
su división. Será una tarea política fascinante, por cuanto el justicialismo,
pese a su derrota, sigue siendo el mayor partido de Occidente capaz, incluso,
de perder unas elecciones con el 40% de los votos.
Desdichadamente,
existen indicios de que puede ser la extrema derecha del movimiento quien
termine capitalizando el naufragio electoral. Los radicales, por su parte,
harán todo lo posible para que el peronismo quede claramente situado a su
derecha. La Unión Cívica Radical, así, podrá ser receptora de los afanes
reformistas y de las simpatías de toda la izquierda no marxista, muchos jóvenes
y las mujeres. Un peronismo basculado sobre su derecha incrementaría su ya
cerrado nacionalismo y se apoyaría aún más descaradamente en el bastión de los
sindicatos.
Mientras se
cruzan apuestas sobre el alcance del mensaje de Alfonsín a la nación, las
Madres de la Plaza de Mayo tenían previsto realizar ayer su última marcha de
cuatro horas, antes de la llegada de la democracia; 30.000 figuras humanas
pintadas en las aceras y en las fachadas del centro porteño las acompañan y recuerdan
a los visitantes algunas de las cosas que ocurrieron en este país durante los
últimos siete años.
Pasados a
la situación de retiro los comandantes en jefe de cada arma que integraban la
última junta militar, uno de ellos, Hughes, brigadier del Aire, ha marchado a
Venezuela en compañía de su esposa para un viaje de placer de duración
indefinida.
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