El presidente argentino, Raúl Alfonsín, designó el miércoles a los
integrantes de la nueva cúpula militar en su calidad constitucional de jefe
supremo de las Fuerzas Armadas. Suprimidos los cargos de comandante en jefe de
cada fuerza y de secretario de arma (el que se relacionaba con el Gobierno),
han sido nombrados los jefes de Estado Mayor del Ejército de Tierra, general
Jorge Arguindeguy; de la Armada, contralmirante Ramón Arosa, y de la
Aeronáutica, general Teodoro, Waldner.
El jefe del
Estado Mayor conjunto es el general de brigada Julio Alfredo Fernández Torres,
de 54 años, paracaidista, que en las postrimerías de la guerra de las Malvinas
desobedeció la orden alcohólica del entonces presidente Galtieri de descender
con su brigada sobre la retaguardia británica, aduciendo que sería una
carnicería tan inútil como la carga de la brigada ligera en Balaclava.Todos son
relativamente jóvenes, tenidos por profesionalistas, y ninguno ha llegado aún a
su cúspide profesional: son generales de brigada y un contralmirante. Los
escalafones del generalato han padecido un,auténtico terremoto.
Con el
nombramiento de Fernández Torres, 25 generales, ocho de ellos de división, han
pasado automáticamente a la reserva. Otros dos generales de división ya se
retiraron voluntariamente: el general Reston, ministro del Interior de la
última Junta Militar, y el general Trimarco, que comandaba el Primer Cuerpo de
Ejército.
Defensa de la patria
Los nuevos jefes
de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas han acudido a la Casa Rosada, y los
periódicos publican sus fotograrlas dando el taconazo e inclinando la cabeza
ante el presidente de la República. El pueblo argentino cree vivir una
ensoñación. La designación de los nuevos mandos fue acompañada de una
comunicación del ministro de Defensa, Raúl Borrás, en la que se puede leer lo
siguiente: "Las Fuerzas Armadas fueron creadas y organizadas para la
defensa de la patria. Por muchos años, un concepto equivocado impidió su
necesaria subordinación al poder político del Estado y desnaturalizó su rol con
consecuencias nocivas para la sociedad y para ellas mimas. Durante este lapso
hubo quienes en su seno perdieron de vista el objetivo de su propia creación,
es decir, la defensa de la patria frente a la agresión exterior. ( ... ) Los
señores generales, almirantes y brigadieres serán los generales, almirantes y
brigadieres de la República, es decir, los oficiales de la Constitución".
Valor y coraje
Hasta los
peronistas han tenido que saludar reverentemente el valor y el coraje
democrático de la Administración radical. Y el juez de instrucción García
Méndez, a instancias del ministerio fiscal, ha dictado el procesamiento de los
ex comandantes en jefe del Ejército y de la Armada, ex triunviros de la última
Junta Militar, teniente general Cristino Nicolaides y almirante de la flota
Rubén Oscar Franco, por negar información a la justicia y facilitar la
impunidad de quienes privaron ileg'timanlente de sa libertad a Inés Ollero,
militante comunista secuestrada en 1977 por fuerzas armadas adscritas a la Escuela
de Mecánica de la Armada y desaparecida desde entonces.Quizá cueste creerlo, y
son los propios argentinos los primeros en no entender cabalmente lo que está
pasando; pero los militares que gobernaron este país a sangre y fuego por siete
años van a empezar a rendir cuentas ante la justicia castrense y la ordmaria. Y
además no se va a producir un golpe militar que evite este pormenorizado
reparto de res ponsabilidades. No existe en la República Argentina ningún
espacio político, histórico, eco nómico o social para un movimiento de fuerza
militar, y los cuadros intermedios de las Fuerzas Armadas son los primeros en
comprender que es necesaria su depuración para recuperar el prestigio Derdido.
La huída ya ha comenzado
La consecuente
huida ha co menzado ya. El general Ramón Camps, ex jefe de la policía de Buenos
Aires, autor confeso de la desaparición de 5.000 personas, cruzó a Uruguay por
la provincia de Entre Ríos, y fue visto en el aeropuerto montevideano de
Carrasco, abordando un avión con rumbo a Europa. El ministro de Defensa ha
declarado a este respecto que quienes abandonen el país serán de todos modos
juzgados en ausencia. Los miembros de las tres primeras juntas militares, ya
encausados por presuntos crímenes contra la humanidad ante el Consejo Supremo de
las Fuerzas Armadas, permanecen en sus domicilios porteños, negándose
rotundamente a recibir a periodistas. Las Madres de la Plaza de Mayo
cumplieron, ayer, jueves, su primera vuelta frente a la Casa Rosada en
libertad, en de mocracia y sabiendo, como ellas mismas confiesan, que en la
casa del Gobierno ya no habita ni un enemigo ni un culpable. Pero se guirán
dando vueltas a la plaza, con sus pañuelos en la cabeza, hasta que los
responsables del genocidio hayan sido condenados.
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