Excepción hecha del presidente colombiano, Belisario Betancur, y
del vicepresidente estadounidense, George Bush, que tenían compromisos,
ineludibles para regresar a sus respectivos países en la noche del domingo,
todos los jefes de Estado, primeros ministros y jefes de misión desplazados a
Buenos Aires para asistir a la toma de posesión del presidente Raúl Alfonsín y
la asunción de la democracia en Argentina, acudieron anoche a la Embajada de
España para cenar con su anfitrión, el presidente del Gobierno español, Felipe
González. En la cena también estuvieron presentes como invitados de honor el
presidente argentino; su vicepresidente, Víctor Martínez; el presidente del
Congreso de los diputados, Juan Carlos Pugliesse, y el canciller Dante Caputo.
Se ha dado la vuelta a una situación enrarecida que estaba siendo
comentada abiertamente por la Prensa española y argentina sobre lacumbre más o menos devaluada en la Embajada de España
en Buenos Aires. El sábado, el propio presidente González comentaba a los
periodistas: "Jamás dije que se fuera a celebrar una cumbre. Fue una exageración de la Prensa. Además,
sería un despropósito por mi parte. ¿Con qué autoridad o legitimidad podría yo
llamar a una cita semejante? En Argentina, el protagonista es Raúl Alfonsín".Estaba
previsto que el presidente español acudiera a conversar con su colega argentino
a las nueve de la mañana (una de la tarde, hora peninsular española). Fue
aceptada una postergación de la entrevista para que Felipe González pudiera
desayunar con los más destacados representantes de la Prensa argentina. La
reunión, pospuesta para el mediodía entre los dos presidentes, se prolongó
hasta que Raúl Alfonsín, rompiendo la agenda del día, le invitó almorzar. Antes
se habían encontrado brevemente en Madrid, cuando Alfonsín sólo era un humilde
aspirante a la conducción de un partido resignado a otro fracaso ante el
peronismo y Felipe González el líder de otro partido plagado de dirigentes
convencidos de que no había otra opción coherente que apoyar al Movimiento
Nacional Justicialista.
En su
conversación de ayer, Felipe González entregó a Alfonsín un mensaje del rey
Juan Carlos en el que le desea acierto en su gestión y le invita a visitar
España en breve.
El arco voltaico que entre ambos debió encenderse en Madrid ha
chisporroteado en Buenos Aires. Los recelos se disolvieron y Alfansín, en el
almuerzo, prometió al presidente español su asistencia a la Embajada de España
(la única que ha pisado en estos días) junto a su vicepresidente, el presidente
del Congreso y su canciller.
El trabajo del
embajador de España, José Luis Messía, que no lleva más de dos meses en su
actual misión, hizoel resto del trabajo. El presidente de Perú y su ministro de
Asuntos Exteriores; el presidente de Bolivia acompañado de su canciller y del
presidente del Senado; el presidente de Costa Rica junto al canciller y al
presidente del Senado; el coordinador de la Junta nicaragüense, Daniel Ortega,
y el ministro de Asuntos Exteriores; el viceprimer ministro cubano y el
canciller; los ministros del Exterior dominicano, venezalano y panameño; el
primer ministro de Portu.gal y su ministro de Trabajo; el primer ministro
francés; la subsecretaria de Asuntos Exteriores italiana; los representantes de
la CEPAL (Consejo Económico para América latina) y de la Comunidad Económica
Europea... Cuando ya era noche cerrada en España, se esperaba la confirmaciórt
piára la cena de Bet.tino Craxi, primer ministro italiano. Belisario Betancur y
George Bush tenían previsto regresar en la noche dominical. Fraga tenía mucha
prisa. El ex presidente Adolfo Suárez, sin embargo, iba a estar presente en la
cena.
Por lo demás, si
el nivel y duración de los aplausos de la gente en las calles es indicativo de
algo, puede decirse que Felipe González es el más popular de los políticos
presentes en esta ciudad. Cuando accedió a la cancillería para saludar el
sábado al ya presidente Alfonsín, fue entusiásticamente aclamado por la masa
que ocupaba la plaza de San Martín. En el último lugar de una hipotética lista
de cariños públicos habría que situar al vicepresidente estadounidense.
La popularidad de González
En el séquito del
presidente español se advierte el disgusto por las declaraciones que
Manuel-Fraga ha realizado al diario porteño ultraconservador La Nación. Fraga llegó a Buenos Aires en un vuelo regular
("yo no formo parte del séquito del presidente"), no ha logrado una
entrevista con Alfonsín y persigue un encuentro con ítalo Argentino Lúder
"en su calidad de jefe de la oposición peronista". Lúder, el candidato
derrotado, es ahora un militante, de base del justicialismo, sin acta de
diputado o senador y sin el más pequeño cargo en la dirección del movimiento,
ostentado en primer lugar por Isabel Perón y en segundo por Lorenzo Miguel.
En la tarde del
sábado, el presidente González se reunió en la Embajada española durante
cincuenta minutos con el vicepresidente estadounidense, George Bush, para
analizar la situación en Centroamérica a petición de la Embajada americana. En
la mañana del domingo mantuvo una entrevista con el vicepresidente cubano,
Carlos Rafael Rodríguez.
Felipe González
comentó con el mandatario americano la declaración de neutralidad de Costa
Rica. En la tarde de ayer, González se entrevistó con dirigentes de la
oposición de Chile y Uruguay.
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