14/9/10

EXPRESO DE MEDIANOCHE (14-9-2010)

El referéndum constitucional turco coloca a la Unión Europea ante el espejo que refleja nuestra hipocresía de habitantes del balneario occidental. Aceptamos complacidos el autoritarismo militar de Kemal Ataturk porque europeizaba  al país, lo laicicidió, dio el voto a las mujeres y prohibió el velo y también el fez.  Intimamente bendecida aquella tutela militar  de comienzos del siglo XIX aunque nuestros tatarabuelos hacían públicos aspavientos democráticos. Hoy como ayer el Ejército convenía como una madrasta en un país miembro de la OTAN,  con conflictos milenarios  con Grecia y que están haciendo guiños con el Irán de los ayathollas,  y no solo por la bárbara represión contra los kurdos. Ahora los responsables  del sangriento del sangriento cuartelazo de 1980 pueden ser juzgados, brindando una satisfacción  a una dicotomía:   los derechos humanos y una  incipiente vuelta a la islamización del Estado.

Hasta la llegada de Ataturk, Turquía era tenida por “ el hombre enfermo de Europa “ y el Club de los 27 no acaba de saber si quiere subirse al Expreso de Medianoche, admitiendo en su seno a 100 millones de musulmanes. Sarkozy está atorando ese ingreso y el resto europeo  lo deja ser “el malvado “ porque  representa  el temor a una libre circulación de otomanos que supondría una invasión cultural, religiosa, y laboral impredecible. El triunfo del moderado partido islamista de Tayip Erdogan divide en un 57% a los turcos y no se puede saber si pesará Alá o el espíritu de la Revolución Francesa. Nuestras pequeñas discusiones sobre el uso del velo femenino, serían unas minucias tras la entrada de Ankara en la UE. Ésta es la auténtica pasión turca, y no la de Antonio Gala.

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