La huelga general es la
bomba atómica de los sindicatos, aunque los convocantes del 29-S parecen optar
por la bomba de neutrones, es un arma capitalista donde las haya que elimina a las personas y respeta
la propiedad privada, como los edificios. Hace algún tiempo las gentes de edad
provecta fundaron un partido político de los Panteras Grises, confiando en su
elevado número y creo que se presentaron a unas elecciones generales sin
obtener escaño por lo que el proyecto no prosperó ya que las banderías
partidistas también alcanzan a aquellos
que peinan que peinan canas. Manuel Pastrana, secretario general de la UGT
andaluza, ha rescatado la idea y con esa gracia de la tierra de María Santísima, ha citado a “los abuelos “ a las
barricadas instándoles a que no cuiden sus nietos en la jornada de marras. Hace poco aventuré
que los sindicatos llegarían hasta los baberos de las guarderías, ignorante
que, como dicen los sabios, hay que tener mucho cuidado con lo que quiere porque generalmente se obtiene, y, que hay que
tentarse la ropa con la ironía ya que te la suelen tomar al pié de la letra.
Por ideas que no quede: diputados, senadores y liberados sindicales que huelguen podrían donar su salario de
asueto para hacerle un fondo de pensiones a Chiquilicuatre, caricato que lo va
a necesitar. Falta “ La Huelga de Lisístrata “, harta de guerras entre las
ciudades –estado griegas: no folgar con el compañero si acude al trabajo, ya
que las amas de casa no pueden quedar al margen del trajín anunciado. Como la
UGT es groseramente sexista en sus videos promocionales de la huelga, acabarán
llamando al paro a las peripáteticas.
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