6/9/10

MINISTROS TODO A CIEN (6-9-2010)

Jesús Fayo, un oscuro filósofo del franquismo, anhelaba tanto la cartera ministerial que nunca obtuvo que exclamaba: “¡Ministro, aunque sea de Marina!”. Los dos cuerpos de nuestro bipartidismo imperfecto venden ministros como en los cambalaches chinos de todo a cien como si fueran de porcelana  y en el entendimiento que por serlo o haberlo sido poseen un aura que hipnotiza los votos. A más de ser amiga íntima del Presidente, Trinidad Jiménez, puja por Madrid  por ser ministra de baja intensidad al tener sus competencias transferidas y tener sus competencias  que ha presentado ya tres veces con mucho ringorrango su esplendoroso plan contra las golosinas  infantiles. Los asesores áulicos  estiman que por ser mujer conocida está preñada de sufragios. Ítem más del pobre Corbacho con cara de irse a crucificar a Cataluña. Parece que fue un buen alcalde en Hospitalet de Llobregat para lo que solo se precisa sentido común porque no es  Shangai,  Tokio o Nueva York, y que es influyente en el PSC. Pero su cualidad  es la de ministro, aunque sea de Trabajo en el país de los desempleados. Solo es culpable de maquillar estadísticas, como algunas chicas se pintan como una puerta, pero los responsables de los brazos caídos son el Presidente y su equipo económico. Celestino Corbacho es un aficionado a la contabilidad creativa y creen que por ser ministro acapara votos no nacionalistas. Al Poder se le teme pero no se le venera y suscita rechazos en las urnas. En las aguas de la crisis emergerá el tiburón del voto de castigo. Y al Molt Honorable Montilla se le está poniendo la faz como la de Pascual Maragall aunque sin el Alzheimer. De cargo a cargo solo sirve para las ranas.

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