13/9/10

FAHREINHEIT 451 (13-9-2010)

Es la temperatura a la que el papel entra en combustión. En la anticipación de Ray Douglas Bradbury, unos elegidos memorizaban los libros para conservarlos oralmente. En las madrazas islamistas los educando hacen lo mismo con el Corán por lo que esos desavisados reverendos americanos se sumergen en un ridículo peligroso levantando piras  con el texto “revelado “ a Mahoma. Entre nosotros aquello de tirar libros a la piscina  solo era un recurso literario de Francisco Umbral, Manuel Vázquez Montalbán, a través de su personaje Pepe Carvalho, encendía la chimenea con su biblioteca. No hay que destruir libros ni el “Mein Kampf “ para recordar lo que supuso lo que supuso la enajenación hitleriana. La erupción del fundamentalismo islámico no se aborda asando manteca. El problema es que el Corán  no solo es un evangelio sino un código civil inseparable que entra en conflicto  con la separación de las confesiones religiosas y el Estado que se da en el mundo occidental. El tratamiento coránico  hacia la mujer o la añoranza violenta  por el pasado esplendor –“Allá de donde os hayan echado volved  y matadlos a todos”- resuena ríspido para nuestra cultura. Y como la nación musulmana está atravesando su propia Edad Media, no se puede abrir un templo  protestante o católico en Arabia Saudí o en Irán, pero si en  las mezquitas en Lérida o ahora en la Zona Cero de Manhattan.  Sin equidad y tolerancia es imposible hacer cualquiera Alianza de las Civilizaciones  que, por lo demás, siempre se han confrontando con más o menos sangre a lo ancho de la Historia. Solo cabe sostener a los musulmanes  moderados quienes hacen lectura “ benigna” de Mahoma, que son la mayoría, y rezar a Dios, Alá, Yhavé, , al faraón Akenaton , antecesor de Tutankamón, quien fue el que implantó el monoteísmo. Todos somos hijos de un Dios menor.  

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