5/10/83

Argentina decreta la suspensión de pagos en divisas y la cancelación de permisos de importación hasta nueva orden (5-10-1983)

El pasado lunes entraron en vigor las disposiciones adoptadas el último viernes por el Banco Central Argentino, que prohiben taxativamente la entrega o giro de divisas excepto en los casos individualiza, dos que autorice expresamente el banco emisor. El conjunto de medidas destinadas a evitar un mayor deterioro del nivel de reservas del Banco Central eliminan la automaticidad en la transferencia de dólares hacia el exterior por cualquier concepto e incluyen la suspensión de nuevas autorizaciones para importar. La suspensión de nuevas importaciones viene a convalidar una situación ya existente.

La drástica suspensión de venta de divisas alcanza también a quienes se vean precisados a viajar al extranjero, habiendo quedado seriamente cortadas las actividades de las agencias de viajes, las tarjetas internacionales de crédito emitidas dentro o fuera del país e incluso la expedición de pasajes por parte de compañías aéreas internacionales. El Banco Central Argentino no ha explicitado para nada su orden de prioridades para autorizar caso por caso la entrega de divisas, y queda en el aire el envío de dinero a familiares en el exterior, el pago de sueldos y jubilaciones internacionales, la adquisición de drogas-madre vitales para la salud, materias primas, utilidades e intereses de deudas comerciales, etcétera.La incertidumbre es completa, y la detención en el aeropuerto de Ezeiza de Julio González del Solar, presidente del Banco Central Argentino, a su regreso de las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Washington (véase página 3) no ayuda a clarificar la situación. Ayer González del Solar, acompañado de la policía federal y de cuatro abogados, cruzaba el país paralizado por la huelga general, en el avión presidencial de la Fuerza Aérea argentina, camino de Río Gallegos, capital de la provincia patagónica de Santa Cruz, donde le esperaba el juez Pinto Kramer, que decretó su detención.

La decisión de este juez de "no innovar" (congelar cualquier decisión) en la refinanciación de la deuda externa de Aerolíneas Argentinas, que sería el modelo para renegociar los 7.500 millones de dólares que debe el con junto de las empresas estatales argentinas, obligó al Banco Central Argentino a esta medida desesperada para acumular divisas. El próximo día 17 caen los vencimientos de la banca internacional sobre la deuda argentina, y el país, impedido de pagar por un juez patagónico, puede ser declarado en suspensión de pagos. Por otra parte, las exiguas reservas monetarias argentinas habían caído en las últimas siete semanas en 678 millones de dólares.

1.100 millones de dólares en mora

La deuda externa argentina vencida pero no pagada, es decir, en mora, alcanza ahora a 1.100 millones de dólares entre intereses y, obligaciones comerciales atrasadas. Este monto es aparte de los 18 millones de dólares de deuda de capital que vencían en 1983 y que se deben refinanciar. Los 7.500 millones de dólares de deuda externa pública, objeto de controversia, comenzaron a renegociarse con Aerolíneas mediante tasas del 14% anual que podían llegar hasta el 17% en caso de moratoria, declinando la, soberanía jurídica en caso de diferendo sobre los tribunales, del Estado de Nueva York. Esta cláusula motivó el malestar de la Fuerza Aérea argentina y del juez federal Pinto Kramer contra González del Solar.No obstante, la suspensión de pagos de divisas decretada por el Banco Central Argentino hay que situarla en el contexto del caos en el que vive la nación, en el que cualquier despropósito e improvisación es posible. Los argentinos, desde el Gobierno hasta los dirigentes partidarios ahora en liza electoral, reconocen que la suspensión de pagos sería una catástrofe para el país. El Gobierno del teniente general Bignone intenta arrebatarle la jurisdicción sobre la deuda externa al juez Pinto Kramer.

Así las cosas, de producirse en Argentina un golpe de fuerza (un autogolpe contra la Fuerza Aérea) que derrocara al presidente Bignone, sería para que la Junta Militar o el jefe del Ejército de Tierra, teniente general Nicolaides, asumieran más enérgicamente el compromiso electoral del 30 de octubre y los pagos internacionales. Pero por el momento esto es una comedia en la que el ministro de Economía, también en Washington, duda si regresar al país, por cuanto ignora si la policía federal le estará esperando en el salón de autoridades del aeropuerto de Ezeiza para llevarle preso por orden de un juez que tiene su despacho en el fin del mundo, en la misma linde del estrecho de Magallanes.

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