19/10/83

El peronismo muestra sus violentas disensiones en un mitin celebrado en Buenos Aires (19-10-1983)

Con actos multitudinarios en Córdoba y Buenos Aires, el peronismo remontó su apagada campaña electoral en el Día de la Lealtad: el 17 de octubre, aniversario de la concentración de 1945 en la plaza de Mayo que llevó a Juan Domingo Perón al poder.

Unas 150.000 personas escucharon e insultaron a algunos dirigentes peronistas -especialmente a Lorenzo Miguel, vicepresidente ejecutivo del partido- en el estadio porteño de Vélez, en un ambiente de gran violencia, mientras otras 100.000 acogían en un cruce de calles en Córdoba (feudo radical) al candidato presidencial Ítalo ,Lúder.Mediante una logística impecable y con miles de autobuses esperando a los obreros a las puertas de las fábricas, el peronismo replicó el lunes a los éxitos de la campaña de Raúl Alfonsín. Es evidente la recuperación peronista en la recta final electoral.

En la cancha porteña de Vélez, miles de gargantas peronistas recibieron con un acogedor y atronador "¡hijo de puta!" a su líder Lorenzo Miguel, secretario de la Unión Obrera Metalúrgica, de las 62 organizaciones (brazo político del peronismo en la CGT) y primer vicepresidente ejecutivo del partido. Un gigantesco coro ("¡Lorenzo, compadre, la concha de tu madre!": el peor exabrupto argentino) impidió hacer uso de la palabra a quien en ausencia de Isabel es el jefe del peronismo. Botellas y cascotes volaron hacia la tribuna de oradores mientras Lorenzo Miguel intentaba achacar la bronca a provocadores radicales y comunistas. Miguel tuvo que retirarse.

La guerra entre facciones peronistas ha rebrotado sin esperar a los resultados electorales. Herminio Iglesias, caudillo del peronismo provincial bonaerense, disputa el poder a Lorenzo Miguel y, en menor medida, a Lúder, quien procura permanecer equidistante e incontaminado.

Los incidentes marcan un giro en una campaña electoral que comenzó apaciblemente y que se ha ido tiñendo de Violencia; entre los propios peronistas y desde éstos hacia los radicales.

Se estima en Buenos Aires que el binomio Lúder-Bittel aspira secretamente a un triunfo minoritario del peronismo que exija una votación pactada en el colegio electoral, en el temor de que un nuevoperonazo en las urnas dé ínfulas a unos sindicalistas que ya se pelean por el poder antes de obtenerlo. Una sustanciosa pérdida de masa electoral permitiría a Lúder liberarse del corsé sindical y maniobrar hacia pactos poselectorales con el radicalismo y dirigir el Movimiento Nacional Justicialista hacia un partido moderno.

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