31/10/83

Los argentinos acudieron masivamente a las urnas en una jornada caracterizada por el orden y la normalidad (31-10-1983)

A las nueve de la mañana de ayer, el ministro del Interior, general de origen libanés Jamill Reston (que acaba de pedir su pase a la situación de retiro), instalaba su cuartel general en la sala de situación de la Casa Rosada, para controlar desde allí la normalidad de las elecciones. A las seis de la mañana ya se estaban formando colas ante los colegios electorales, que abrirían sus puertas dos horas después. A las dos de la tarde se estimaba que ya había emitido su voto la mitad del censo electoral. La normalidad y el orden fueron las notas dominantes de la jornada.

Ante el carácter obligatorio del sufragio, el índice de participación deja de ser un factor interpretativo, máxime ante la seriedad con que el pueblo argentino afronta sus obligaciones con las urnas. A primera hora de la tarde de ayer, personas que guardaban cola desde la noche anterior esperaban aún acceder al Registro Nacional de las Personas para retirar sus documentos de identidad y marchar desde allí a su colegio electoral.A las colas de hombres y de mujeres formadas ante los colegios había que sumar las filas de ciudadanos que aguardaban ante las comisarías la expedición de certificados policiales que les permitieran justificar ante la Junta Electoral Central, en un plazo de 60 días, su no comparecencia ante las urnas por hallarse a más de 500 kilómetros de su lugar de empadrona miento.

Ciudad semidesierta

Buenos Aires quedó convertido en una ciudad semidesierta, con sus ciudadanos mágicamente agrupados como virutillas de metal frente a los imanes de cada colegio electoral, comisarías y registros públicos. A su vez, la población masculina quedó separada de la femenina: en Argentina, hombres y mujeres votan por separado, en mesas electorales diferentes y presididas por ciudadanos del sexo correspondiente. Sencillamente, hay dos padrones, masculino y femenino.

La calma era ayer completa en todo el país, en un domingo soleado desde la frontera boliviana a la Patagonia. No obstante, el comando electoral recomendó periódica mente que los festejos de la madrugada por el triunfo partidario evitaran enfrentamientos o desmanes que empañaran la jornada La precaución, a todas luces exagerada, llegó al extremo de que se atrancaron las puertas principales de la Casa Rosada con grandes barras de hierro para evitar duran te la noche un hipotético forzamiento de la casa del Gobierno por alguna multitud excesivamente impaciente.

Los titulares de los periódicos porteños fueron expresivos: "El pueblo cierra el proceso" (La Época), "Termina la pesadilla" (Crónica),"¡Llegamos!" (Clarín), "Victoria del pueblo" (La Voz), mientras el imperturbable y conservador diario La Nación titulaba "Se elegirá hoy en todo el país a las autoridades constitucionales".

Programas especiales

Desde las nueve de la mañana los canales de la televisión saltaron al aire con informativos especiales y continuados sobre los comicios. Desde al menos dos horas antes, las emisoras de radio ya estaban recabando y transmitiendo información al interior del país. Y anoche muy pocos habrán dormido en la República Argentina esperando los primeros resultados indicativos.

Excepción hecha del Gran Buenos Aires, Córdoba y Rosario, la mayoría de las mesas electorales contabilizan pocos votos de fácil y rápido recuento. Sin embargo, se esperaban retrasos en el cómputo por las incidencias técnicas, de picaresca partidaria y hasta de sabotaje electoral de un partido contra otro, que se estaban produciendo en la mañana de ayer, particularmente en la provincia bonaerense.

En numerosos colegios se acábaron en pocas horas las papeletas de determinado partido, hurtadas masivamente del cuarto oscuro (un cuartito iluminado, protegido por cristales esmerilados) por militantes contrarios. En otros colegios se detectó la sustitución de las papeletas correctas de un partido por otras con errores semánticos de impresión que posibilitarían la impugnación del voto formulado con ella. En todos los casos detectados, el sujeto paciente del sabotaje fue la Unión Cívica Radical. Ante las anomalías, muchas presidentas y presidentes de mesa decidieron prolongar la votación más allá de las seis de la tarde, recuperando las horas perdidas en normalizar una completa oferta electoral dentro del cuarto oscuro.

El voto de los candidatos

A primeras horas de la mañana cumplieron con su obligación de votar las primeras autoridades del país y los candidatos presidenciales (Alfonsín, en su pueblo bonaerense de Chascomus), sin que su llegada a los colegios despertara grandes repulsas o grandes entusiasmos. Parecería que un agotamiento emocional hubiera teñido el día de ayer de una esperanzada melancolía, que se podía olfatear por las calles semidesiertas de esta ciudad. Es el acertado titular a cinco columnas de Clarín: "¡Llegamos!".

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