Un socialista amigo me
abroncó al ver en mi despacho un libro con la svástica dextrógira ( girando a
la derecha ) en la cubierta. Era un tratado de hinduismo y hube de explicarle
que la cruz gamada es un símbolo sanscrito del V a.de C. que se trasladó de los
primitivos Vedás (hinduistas ) al
budismo y el yainismo, pasando a las grafías china, coreana y japonesa. En
España se convierte en el lauburu vasco o el lábaro cántabro. Conservamos la
memoria a corto plazo y olvidamos el largo, teniendo la svástica sólo por
Hitler y el nazismo. Cuando Tierno Galván, en alianza con los comunistas,
posesionó la Alcaldía de Madrid colocó
un poderoso Cristo de marfil sobre su
mesa dejando atónita a la progresía. Aquel ateo sabía que quería trasmitir: no
habría revanchismo. El Presidente brasilero
Lula, que no me parece de misa diaria, recibe ante un Cristo de más de
un metro clavado en la pared. La Cruz es evangélica y algo más; simboliza la
civilización europea ( y americana ) que
enfrentó a Saladino y Solimán el Magnífico. La Cruz es anglicana, católica, de confesiones
evangélicas y hasta de sus sectas, ortodoxa, copta y maronita, y como la
svástica, significa redención,
bienestar, esperanza, buenos augurios.
No sabiendo que hacer con el desastre económico nos dedicamos a los arabescos
laterales: recortar la vida, dinamitar
Cuelgamuros o arrancar las cruces de aulas y hospitales por mejorar la
tolerancia de la nada sobre fondo
blanco.
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