2/11/10

“LUZ, MAS LUZ” (2-11-2010)

Las últimas palabras de Goethe en su lecho de muerte fueron “Luz, más luz”, no se sabe si porque le molestaba la oscuridad o veía ese brillo creciente al final de un túnel que los neurólogos atribuyen al estrés cerebral de los agonizantes. El tarifazo de la luz de ayer es el mejor indicativo de que Zapatero no se presenta a reelección, les haya dicho lo que fuera a Sonsoles y al amigo del partido, porque no hay cuerpo que aguante tanta impopularidad. Los políticos que suman la ignorancia a la pedantería tienen en alta estima eso de saber manejar los tiempos. Pues el pato cojo ni eso, porque podría haber escalonado la luz (que es un precio simbólico) a lo largo del año entrante. Afirmó una ministra de cuota que el dinero público no era de nadie y con ese caldo de cerebro el recibo de la luz no es que sea inextricable sino un cajón de sastre en el que los impuestos de los contribuyentes pagan el déficit de las Eléctricas, la energía consumida, las subvenciones a los molinillos y los paneles solares, las indemnizaciones al parón nuclear y yo creo que hasta las bombillas del ministro Sebastián, si es que se encuentran. Uno de los errores socialistas fue la moratoria nuclear. Compramos luz atómica a Francia y allí enterramos nuestros residuos. Hasta Marruecos tiene plan nuclear y también les pagaremos la factura. Energía segura y barata, pero pesa el síndrome de Chernóbil que era una chatarrería soviética. El escritor Juan Benet decía con sorna que “Ahora que ha desaparecido el comunismo solo sobreviven dos enemigos de la Humanidad: el feminismo y el ecologismo”.

La cuesta de enero habrá que treparla con piolet con alzas de efecto dominó: sube el pan, el café, el azúcar, el gas y el transporte de cercanías. Pagaremos el desayuno con tarjeta de crédito y, patéticamente, muchas embarazadas se han adelantado el parto para cobrar el fenecido cheque-bebé de Zapatero, con el que tanta vara nos dio. Un general napoleónico, ante una rebelión polaca, puso fuego a la capital, pasó a cuchillo a sus habitantes y mandó un billete al Emperador: “La paz reina en Varsovia”.  ¡Feliz año carísimo!.

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