14/11/10

SE DESPEJA LA X (14-11-2010)

José Luis Gutiérrez, a la sazón director de “Diario 16”, me convidó a cenar en un reservado con el entonces ministro del Interior José Luis Corcuera, para limar asperezas. Casi nos atacamos con las limas. En el calor de aquella noche elevamos indecorosamente las voces, y los camareros entraban con pretextos convencidos que estábamos en reyerta rompiendo la vajilla. Intentando hacer de abogado del diablo pregunté al ministro:”¿Por qué habéis encargado ésta chapuza a ratas de alcantarilla?”. Corcuera replicó:”A ver si te crees que estas cosas se hacen con catedráticos de Filosofía?”. Ante aquella embozada confesión  de parte calamos el chapeo, requerimos las espadas, fuimos y no hubo nada, para reposo de los restauradores. La seducción de Felipe González, mucho más peligrosa que la inocente de Adolfo Suárez, siempre pareció la de Jano y su doble faz o la de un bipolar. La muerte de Franco la vivió velando con sus íntimos en su pisito madrileño de Pez Volador. Le alcanzaron una copa de champán  y él la rechazó:” No seré yo quien brinde por la muerte de un español “. Le pregunté que era el cambio que preconizaba:”Devolver a los españoles el orgullo de serlo”. Aznar o Rajoy  podían haber dicho lo mismo, pero en otra ocasión  ya había requerido mi opinión sobre asesinar a los etarras.

¿A qué vienen a estas alturas las declaraciones de Felipe González sobre la guerra sucia contra ETA plagadas de contradicciones, en las que confunde detención con secuestro y arroja sombras infames sobre el ya fallecido Segundo Marey?. Al Gobierno este ataque de moral tardía no le beneficia, y menos a Rubalcaba, gran silenciador de aquellos crímenes. Los que fueron procesados y condenados ya están en sus casas y creo que solo Julian Sancristóbal, Jefe de la Policía, devolvió su malversación de fondos reservados. ¿Cortina de humo para que nos distraigamos de los problemas reales del país?. Como solía decir el propio González ante otros escándalos: “Esto solo dura tres telediarios”. Su decisión de no dinamitar la cúpula de ETA le ennoblece, pero las dudas que mantiene denotan una conciencia agujereada.

Que Felipe era la X del juez Garzón se cantaba en las coplas de ciego. Su dilema es más amplio que el asesinato de una dirección etarra que hubiera sido sustituida al día siguiente con poco daño operativo: es la chapuza de los GAL, un sicariato de sangre y dinero con unos 29 asesinatos equivocados o terroríficos. El secuestrado Marey se salvó in extremis tras el calvario de esperar el tiro en la nuca, y le daban de comer fabada “Litoral” que según su publicidad “Está de muerte”. García Goena era un exiliado en Bayona por no hacer el servicio militar, y nada tenía que ver con el nacionalismo vasco. Como Interior estaba dejando de pagar a los verdugos, le pusieron una lapa bajo el coche para hacer recordar que seguían trabajando y precisaban la nómina. El juez Javier Gómez de Liaño me contaba que a Lasa y Zabala les torturaron hasta arrancarles las uñas, cavaron sus fosas, y les negaron confesión. En tanto, en un restaurante de Torrelodones, Corcuera distribuía sobresueldos a los mandos de Interior. No es de extrañar  que su sucesor, el bueno de Antonio Asunción, abandonara el cargo en cuanto comenzó a abrir cajones. Cuando José María Aznar obtuvo la mayoría absoluta se negó a desclasificar estos secretos en pro de la estabilidad del Estado. Nunca se lo agradecieron porque dime lo que me debes y te diré lo que me odias. Solo me queda una explicación de la entrevista: un muro de contención por si alguien (¿Amedo?) pone papeles encima de la mesa. Pero de crisis moral, nada. Que Felipe se busque otro Jordan.

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