El Conde León Tolstoi fue
un titán del pacifismo y por su senda transitaron desde el Mathma Gandhi a Martin
Luter King, pero su obra maestra, junto
a Anna Karenina fue Guerra y Paz, es que
la Historia de la Humanidad no es más que el compendio de sus conflictos
armados.
Dalton
Trumbo fue el mejor guionista que ha dado Hollywood y acorralado por la
caza de brujas del alcohólico Senador Joe
Mcarthy al frente del Comité de
Actividades Anti norteamericana tuvo que
firmar sus trabajos con seudónimo. Al final de su carrera logró filmar una
película:” Y Johnny cogió su fusil”, considerada derrotista. En ella narra las peripecias de un soldado
norteamericano que perdió las piernas, los brazos, los oídos, la vista y el
habla. Los médicos militares le
mantenían en una habitación secreta para que la tropa herida ante aquel tronco
talado evidenciado por los pliegues de una sábana Una enfermera equivocadamente
compasiva acabo con la angustia de un
corazón enclaustrado en un pecho.
La cirugía
general, la traumatología y la biotecnología han revolucionado los
desastres de la guerra ganándole batallas a Marte que no se satisface con la
muerte sino que se refosilan en horrorosas
mutilaciones. El soldado llamado Brendan Marrocco perdió en Irak sus cuatro
extremidades y ya camina con pierna artificiales, le van a implantarle brazos y se ha enamorado de una enfermera.
Quizás
Johnny debería haber seguido
viviendo y hoy sería un viejo recosido y recompuesto. Ya lo dijo el General nordista Ulyses S. Grant:” La guerra es el infierno”.
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