29/7/10

LOS HOMBRES NUNCA LLORAN (29-7-2010)

Ediciones “RBA“ publica, “El cerebro masculino “, de la doctora Louann Brizendine con la nota de tapa: “Por la autora de “El cerebro femenino”, alusión obligada a su primera obra de éxito internacional porque la autora no escribe nada parecido a libros de autoayuda o de divulgación ramplona sino que ofrece textos científicos basados en observaciones empíricas sobre el comportamiento del cerebro humano en un lenguaje accesible para los no iniciados. Los dos volúmenes son interactivos y de lectura obligada. Brizendine es doctora en Medicina, graduada en Neurobiología por las Universidades de Yale y Berkeley, neuropsiquiatra de la Universidad de San Francisco y es fundadora de la Clínica de hormonas y el comportamiento de las mujeres y adolescentes. Casada con otro científico y madre de un único hijo tiene dos hombres viviendo con ella para experimentar.

La doctora rebate el concepto de cerebro unisex propalado por el feminismo acientífico, demuestra que el menor peso del cerebro femenino, que está comprimido por una caja craneal más pequeña no influye en sus capacidades intelectuales y que tanto hombres y mujeres pueden alcanzar los mismos objetivos pero a través de conexiones neuronales diferentes, yendo los hombres por un camino principal mientras en las mujeres circulan por carreteras secundarias contemplando otros paisajes. Las hormonas son las responsables de los comportamientos masculinos y femeninos.

El rey de las hormonas masculinas, dominante, agresivo y todopoderoso es la testosterona. Centrado y orientado hacia sus objetivos construye febrilmente todo lo masculino incluida la compulsión de descollar sobre los demás varones en la jerarquía. Provoca por ejemplo que las glándulas sudoríparas generen el olor insinuante de la virilidad  el “olor  a tigre “. La androstenodiona activa los circuitos sexuales y también de la agresividad, y afronta con ahínco la obstinada búsqueda de la pareja objeto del deseo. Preciado por su seguridad y valentía puede llegar a ser un seductor convincente, pero cuando está irritable puede conseguir a comportarse como un gruñón. La Sustancia Inhibidora Mulleriana,  fuerte, bravucona e intrépida, también conocida como “ la Desfeminizadora “ pues despoja despiadadamente al varón de todos los componentes femeninos, anula los circuitos cerebrales de la conductas típicas de la mujer, destruye los órganos reproductivos femeninos y levanta y potencia los circuitos cerebrales masculinos. El Cortisol cuando se siente amenazado se enfada y se dispone a luchar a brazo partido. Las mujeres poseen un coctel hormonal mucho más amplio y complejo y mucho menos de características agresivas. El varón circula a velocidad prohibida por la autopista de la testosterona y cuando algo lo inquieta física o emocionalmente, saca el puño mientras que las mujeres se sientan y tienden a la negociación. En ayuda del hombre viene la Vasopresina, hormona del galanteo y la monogamia, aunque también es de armas tomar defendiendo su territorio,  la pareja y los hijos, o la Oxitocina  que incrementa la capacidad empática y elabora circuitos de confianza, amor romántico y apego. Es la causa la narcolepsia postcoital masculina.

La interacción hormonal hace que el hombre tienda a ser amímico mientras la mujer desde que es niña escruta interrogativamente los semblantes de donde extrae información. No es que varón no ría o no frunza el seño o no gesticule sino que una pendiente hormonal lo inclina a poner cara de póker disimulando sus emociones. Escribe José Hernández en su  “  Martín  Fierro ”: “No confíes en cojera de perro ni en lágrimas de mujer ” comentario poco amable para las chicas pero que revela el pánico al llanto de los hombres desnudando sus sentimientos y nerviosismo insoportable ante las lágrimas femeninas. El arco voltaico entre los sexos está plagado de malentendidos y cortocircuitos. Un hombre sólo necesita doce centésimas de segundo para clasificar a una mujer como deseable o no y tiene un mínimo de cuatro o cinco pensamientos sexuales al día contra dos semanales en una mujer. Los varones tienen una media de catorce parejas sexuales a lo largo de su vida y las mujeres se conforman con una media de una o tal vez dos. El cerebro masculino en su ley de aquí te pillo y aquí te mato ignora por completo que las mujeres necesitan tiempo y para que una fémina se encuentre en disposición hacen falta prolegómenos de hasta 24 horas. Si quiere ligar ésta noche comience por el desayuno. Libro de cabecera para la ministra Bibiana Aido.  

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