Pierre Elliot Trudeau era un francófono de MontreaL por más
que su madre tuviera ascendencia escocesa. Liberal con leves matices
socialistas demostró en sus dos mandatos como Primer Ministro que se podía ser
quebequense, gobernar Canadá y no propiciar la independencia de la vieja
colonia gala. Era un intelectual, un provocador nato y un espíritu libre. Ya de
adulto entablaba batallas de bolas de nieve con las chicas, casó tardíamente
con una chiquilina que le hizo la vida imposible y acabó en amores tardíos con
Barbra Streisan finalizados por su muerte en el 2.000. Nuestra ministra de
Defensa, Carme Chacón, catalana y catalanista hizo un post grado en la
Universidad de Quebec para estudiar la evolución de aquel independentismo que
ha ido a la baja tras varias consultas populares.
Entre el presidente José Luis Rodríguez
Zapatero, Artur Más y José Montilla han
sacado a la calle un agrio independentismo catalán que pide guerra por la
tierra. Uno de los secretos mejor guardados de la política española es a cuenta
de qué Cataluña necesitaba otro Estatuto. Hasta el socialista Montilla se
abraza al palo de la Estelada y la
nación soberana mientras Zapatero afila a cuchillo los ejes de la carreta para
que puedan entrar en los cubos de las ruedas del Tribunal Constitucional. Se
advierten algunas fisuras entre los diputados del PSC pero se guardan de volver
a amenazas con formar un grupo parlamentario propio en el Congreso. Si así
fuera el PSOE se presentaría con sus propias siglas en las próximas elecciones
catalanas y según los sondeos que tiene Ferraz el PSC quedaría jíbarizado.
Estas cosas no son para mañana pero sí, como
es probable, Más y CiU ganarían las próximas autonómicas y desaparece el
tripartito que parece extraído del túnel de los horrores de un parque de
atracciones, José Montilla empezaría ser amortizado. Quizás por sus malas
compañías ha creado más problemas que aquellos que ha resuelto. Se le
serrucharía el piso igual que hicieron con Maravall y sería la hora de Carme
Chacón, “ la quebequense “, niña bonita
de los ojos de ZP y que aunque diga bajito: ¡ Viva a España ¡ sin despeinarse.
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