8/7/10

PSICOBIOGRAFÍA DEL GENERAL DEGAULLE (8-7-2010)

El General Charles De Gaulle transitó la segunda parte del siglo veinte, donde se lo tiene como un personaje familiar y cotidiano,  indigno de variadas interpretaciones psicoanalíticas. El historiador británico Jonathan Fenby  en la última biografía de ésta “Juana  de Arco” (“ El General Charles De Gaulle y la Francia que él salvó” editado por Simon & Schuster)   aporta retratos bipolares, extravagantes y tremendamente tiernos del paladín de la Francia libre. Relata el Almirante Philip De Gaulle que su padre le llamaba de usted igual que a su hermana Elizabeth y también a su madre Ivonne. La esposa lo trató siempre como “mi General” y los hijos suponen que  así era hasta en la cama.

En los albores de la II Guerra Mundial el General Gueverian publicó “ Atchung Panzer” desarrollando la Blitz Krieg por la que con gran velocidad columnas apretadas de divisiones acorazadas y mecanizadas debían penetrar las líneas enemigas como una lanza ardiente en una masa con mantequilla. De Gaulle también fue un teórico de la guerra blindada pero su libro pasó desapercibido en el Estado Mayor francés. En 1940 franceses e ingleses sólo despegaron unidades dispersas de tanques como apoyo a una infantería en desandada. No se habían leído ni a De Gaulle  y tampoco  Gueverian. El Mariscal Petain estaba de Embajador en Madrid  y El Caudillo le dijo:” No vuelva, lo van a sacrificar”. Petain pidió el armisticio y el general De Gaulle, colocándose en rebeldía, tomó un avión con destino a Londres. Ministros del gabinete de guerra  que lo indagaron no lo estimaron apto para ningún papel predominante dada su megalomanía que rozaba con el delirio. Fue sir Wiston Churchill que lo necesitaba todo le prestó los micrófonos de la BBC para dirigirse al Continente ocupado. Churchill admiraba a las personalidades fuertes pero llegó a desesperarse con De Gaulle que trataba de tú a tú al Imperio británico  cuando aún no contaba con la tan publicitada Resistencia. Su Única esperanza era el general Lecqrel. Éste le dijo a su esposa que bajaba a comprar tabaco y regresó cinco años después tras una caminata de miles de kilómetros desde el Senegal a París comandando por  una variopinta división de negros francófonos, franceses libres y también republicanos españoles. Liberar París y poder darles de comer a sus habitantes no entraba en los planes del General Eisenhower pero la brutal presión de De Gaulle y el temor a que los comunistas tomaran el control de la ciudad hicieron desviarse a los Aliados de su camino recto hacia Alemania. De Gaulle erguido y andando despacioso hacia el Arco de Triunfo, excelente blanco debido a su estatura fue tiroteado por colaboracionistas sin que se le moviera el kepis como si deseara que lo mataran en su momento de gloria.

Nunca dio las gracias a nadie. Roosvelt no lo soportaba. El primer Ministro británico Harold McMillan estimaba que la arrogancia, el egoísmo y el patriotismo exacerbado de De Galle lo convertían en un aliado imposible. También sostenía McMillan que en el general francés se concitaban el complejo de inferioridad con un desatinado orgullo espiritual. Los estudios psiquiátricos oscilan entre la personalidad de un maníaco depresivo o un narcisista constructivo. Si se atisbaba el truco podía a llegar a ser desmedido en sus propuestas como una Francia atómica, el veto a Inglaterra para ingresar en Europa su continúa reticencias a EEUU, su engaño a los pie noire, su exabrupto de  ¡” Quebec libre!”, o su pacto con el General Masu para domeñar el Mayo francés. Sólo se le conoció una debilidad: su hija  Anne  con Síndrome de Down. Podía llegar a hacer hasta doscientos kilómetros  diarios para visitarla. Cuando murió a los veinte años le comentó a su esposa Ivonne:  ”Ahora ya es como los demás”.

Su mejor equilibrio mental la encontramos en su prosa y en su oratoria. Su francés fue de los mejores entre sus contemporáneos y con un vocabulario inabarcable. Atemorizaba a los periodistas y se decía de él que no daba conferencias de prensa sino conferencias a la prensa. No se atrevían a hacerle preguntas.      

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